Aprovecho la celebración del Día del Libro para sumar una historia en este blog (que tal como dijo Matías, lo difícil sería mantenerlo). Ya hace varios años, confieso que ya más de 10, vengo estudiando sobre procesos psicológicos implicados en el aprendizaje de la lectura. Me acerqué al tema cuando conocí a un niño de diez años, que estando en tercero, apenas podía leer su nombre. Yo no podía creerlo. Hasta ese momento estaba absolutamente ajeno a la complejidad del proceso y al valor la lectura tiene para nuestro desarrollo personal y colectivo. Hace unos cinco año que disfruto mucho leer para otros. Los cuentos infantiles compartidos con mis hijos son oportunidad de descubrir y redescubrir mundos. Desde esta experiencia vuelvo a dar sentido al trabajo de estos años y renuevo esfuerzo para que cada vez sean más los que accedan a la lectura y a los mundos a los que nos invita.
Vale recordar que los orígenes de la escuela están asociados a la invención de la escritura. Y su papel sigue siendo muy relevante a la hora de compartir las «tecnologías de la palabra». Creo que no deberíamos olvidar esa contribución tan significativa que la escuela hace al desarrollo individual y la cultura. Analizando el papel los sistemas de escritura en la cultura, Walter Ong (2004 ) sostiene que la escritura ha posibilitado el pensamiento autónomo, que nos permite distanciarnos del contexto. Claramente plantea que: «sin la escritura, el pensamiento escolarizado no pensaría ni podría pensar como lo hace, no sólo cuando está ocupado en escribir, sino incluso normalmente cuando articula sus pensamientos de manera oral. Más que cualquier otra intervención particular, la escritura ha transformado la conciencia humana» (Ong, 2004, pp. 81 ). Ángel Rivière (2003), psicólogo español cuya obra vale la pena conocer, destaca el papel de la escuela para completar el diseño del desarrollo humano. En su esquema de funciones psicológicas, Rivière destaca la contribución específica y relevante que la escuela hace al desarrollo de las funciones tipo 4, a través de la enseñanza de la escritura y otros sistemas de simbolización.
No me extenderé ya demasiado y dejaré para otro momento el análisis de los procesos implicados en el dominio del lenguaje escrito, también algunas las recomendaciones. Sobretodo quiero invitar a que celebremos los libros, la palabra, y compartamos nuestras historias.
Referencias (y recomendaciones)
Ong, W. (2004) Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. Sexta reimpresión. México: Fondo de Cultura Económica.
Rivière, Á. (2003). Desarrollo y educación: el papel de la educación en el
“diseño” del desarrollo humano. En Belichón y cols. (comp.) Ángel Rivière. Obras escogidas. Vol. III. Madrid: Médica Panamericana.
Saramago, J. La flor más grande del mundo. https://www.youtube.com/watch?v=1RiwA4r8k8k