Celebro esta posibilidad de presentar, a una comunidad más amplia de lectores, el trabajo de investigación educativa que ha ido realizando un grupo de docentes sobre los procesos de acompañamiento y supervisión en las etapas iniciales de la labor profesional de maestros y profesores. 

En tiempos de gran urgencia por soluciones, se hace necesario reconocer la diferencia de tiempos entre la investigación científica y la tarea cotidiana del aula. A mi entender el proceso de investigación requiere tiempos lentos y pacientes, mientras la práctica del aula requiere respuestas urgentes en el día a día. Reconociendo esta diferencia de tiempos y ritmos, es posible situar el aporte de la investigación a los procesos educativos. El grupo de docentes que presenta esta investigación convive con las urgencias del aula y no renuncia a darles mejor respuesta. A la vez, apuesta a la construcción del conocimiento científico con los tiempos que ello supone. Entiendo que se trata de una apuesta valiosa, dada la relevancia de la investigación educativa.

Tomar distancia de la experiencia para volver sobre la misma es algo muy propio del desarrollo humano, que la educación cultiva pacientemente desde las etapas más tempranas. En esa línea, la investigación educativa ofrece una gran oportunidad de poner distancia sobre la experiencia cotidiana del aula, enriquecerla y transformarla. Sabido es que el proceso de investigación científica busca construir conocimiento flexible, que nos permita comprender dinámicas y sentidos de lo educativo. El conocimiento construido se vuelve más relevante en el diálogo con el conocimiento profesional que se adquiere en el ejercicio del propio rol y la propia experiencia. Este trabajo nos propone poner cierta distancia sobre la experiencia de los docentes noveles, tanto en educación primaria como en secundaria; las visiones que tienen los propios inspectores sobre la etapa y sus posibilidades de acompañamiento; los dispositivos que el propio sistema educativo genera en el ingreso de los nuevos docentes. Y al revisar el trabajo, los lectores también tendremos esa oportunidad de distanciarnos de nuestras experiencia, para volver de distintas formas sobre la misma.

No es casual, ni anecdótico que sea un grupo de docentes que investiga. No es que los docentes tengan el monopolio de la investigación educativa, pero tampoco deberían quedar al margen. Que los docentes investiguen es necesario y muy valioso. El proceso que ha asumido este grupo de docentes uruguayas y otros tantos, puede contribuir a acortar la brecha entre la investigación educativa que se genera y no necesariamente se traslada a quienes hacen lo educativo (docentes, inspectores, directores, políticos). Que los docentes investiguen enriquece el diálogo y contribuye a un mayor aprovechamiento de otras investigaciones que se produce en otros ámbitos. También los posiciona como interlocutores calificados en distintas etapas del proceso de investigación educativa. Que los docentes investiguen es, sin duda, un paso imprescindible para definir y enriquecer la agenda de la investigación educativa.

Finalmente, quiero destacar el trabajo y el esfuerzo que están en la base este documento que llega a sus manos. Son muchas personas implicadas en este proceso de trabajo: los evaluadores anónimos que vieron la pertinencia y relevancia del proyecto, el generoso tutor de este proyecto, los maestros, docentes e inspectores que generosamente participaron de las entrevistas, los tiempos del equipo investigador, las familias y sus tiempos. Vale tener presente este esfuerzo al recibir y leer este documento, así como en cada oportunidad que leemos investigación, pues implica darle valor a los procesos y productos de investigación. Es un reconocimiento necesario para acercarnos a los autores y sus circunstancias, saliendo de la abstracción y el anonimato.

Ya es tiempo de pasar a la lectura de este trabajo de investigación. Tenga presente que aprender a investigar se aprende investigando, y que aprender implica arriesgarse. Es esa la invitación que trasladamos al lector de este trabajo, que pueda revisarlo desde sus preguntas y ser partícipe de este proceso de investigación que finalmente quiere volver sobre la tarea educativa y sus transformaciones desde el lugar que a cada uno le toca.  

(Este texto fue publicado en el 2022 como prologo del trabajo de Verónica de León, Patricia Machado, María José Dos Santos y María Noel Maffoni, docentes uruguayas que investigan sobre educación. «Las prácticas de supervisión del inspector con relación a las necesidades de maestros y profesores noveles. Hacia un acompañamiento más profundo» es el título de su trabajo, que fue tutoreado por Pedro Ravela).


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