Trabajando para iniciar un nuevo curso de Psicología Educacional me encontré con esta definición que me gustaría compartir ya, sin muchos comentarios, ni prólogos.
Hoy, la psicología educacional se plantea como una disciplina aplicada, puente entre las ciencias psicológicas y las ciencias de la educación. Su objeto podría describirse, matizando la definición propuesta por Coll (1990, 2000), «procesos de cambio que acontecen en la praxis de las personas (¿y de las organizaciones?) al participar en actividades educativas». Su conceptualización supone asumir tres dimensiones: la dimensión teórico conceptual; la tecnológico proyectiva; y la técnico práctica. El desarrollo concreto de estas dimensiones está tensionando su articulación hacia la psicología educacional y hacia la psicología escolar. Pero ambas son ubicables como psicología social, y por tanto inscribirse en procesos sociales de liberación (Martín-Baro, 1998), mediante socio-praxis de liberación (Villasante, 2007).
Como psicología social de la educación es tanto una psicología de las personas como de los grupos; personas en comunidad, ya que el individuo nunca existe aislado. Es una psicología que se orienta a una intervención sistémica en la institución escolar (y en otros ámbitos educativos: familia, laboral, medios de comunicación, ocio…) con una perspectiva socio-constructivista. La liberación supone evitar que la educación/escuela transforme las diferencias en desigualdades. Desigualdades de resultados externos (certificados escolares), e internos (autoestima-identidad). Se trata de propiciar procesos que transformen las diferencias en potencialidades para un proyecto común (se trata de no privarnos de lo público); ya que, si toda producción material y de conocimiento es colectiva y comunitaria, no es comprensible cómo la apropiación, tanto de los productos materiales (dinero) como de conocimiento (poder), puede ser solo individual, impidiendo el bienestar (felicidad humana) que esencialmente es relación, compartir. Este proyecto común requiere escuelas creadoras de democracia sustantiva, constructoras de ciudadanía y bienestar humano; ya desde ahora en la propia dinámica cotidiana escolar (Redondo, 2009)….
La identidad de la disciplina y de los profesionales de la psicología de la educación no es un dato dado, se va adquiriendo en el propio proceso de configuración profesional y en el devenir histórico de nuestras apuestas colectivas… Los profesionales construimos nuestra disciplina desde nuestras apuestas y respuestas a los contextos en los que desempeñamos nuestro trabajo profesional como ciudadanos y personas conscientes de nuestra historia, nuestro presente y nuestros deseos de futuro.
Redondo, J. (2011)
¡Habrá que seguir andando y construyendo la Psicología Educacional que necesitamos!
Referencias
Redondo, J. (2011) Una Psicología Educacional al servicio de la calidad y equidad de la educación chilena. En Catalán, J. (Ed.) Psicología Educacional. Proponiendo rumbos, problemáticas y aportaciones. La Serena: Editorial Universidad de La Serena.